En estos últimos años, se ha notado un resurgir de la violencia y una pérdida de la moralidad en todos los niveles de la sociedad, particularmente entre los jóvenes. Eso seguramente puede explicarse por varios factores.
Muchos psicólogos piensan que éste problema proviene de la frustración. Los analistas, por otro lado, señalan que los que no tienen un buen comportamiento representan un segmento de la sociedad que ha perdido sus ilusiones, y busca valores y certezas en un mundo apagado, materialista y absurdo, un mundo de guerras y decadencia.
Desgraciadamente, sin embargo, en vez de canalizar de modo constructivo su extraordinaria energía y potencialidad, muchos son los que están cegados por el odio y la destrucción antes que por las ideas de edificar o simplemente huyen, aislándose con drogas en su propio mundo de fantasía.
Actualmente, la tendencia de «El más fuerte supera al débil» parece haber llegado a su punto culminante.
Francamente, el mundo actual se parece mucho a «una era de corrupción».
Es evidente que éste fenómeno de sociedad no se debe solamente a la lucha por sobrevivir, sino también en gran parte al desarrollo de una civilización material y científica. La primera acarrea al joven hacia el materialismo extremo o al egoísmo, mientras que la última comprende a los seres humanos con temor, al mismo tiempo que desempeña un papel esencial para bienestar público. ¿Pues dónde está el remedio? Este consiste en el desarrollo de una civilización moral, los estados mentales correctos de los seres humanos como señores de la creación, suficientemente para prevalecer o al menos ir a la par del desarrollo de la civilización material y científica. El objetivo supremo del Taekwon-Do es eliminar la lucha desalentando la opresión del más fuerte hacia el más débil, con una fuerza que debe ser basada en la humildad, la justicia, la sabiduría, la moralidad y la fe, permitiendo así edificar un mundo mejor y más pacífico.
Todos los hombres, sin importar la edad percibieron el hecho que la muerte es una vergüenza y se lamentaron de no vivir un largo tiempo como el pino o las tortugas que parecen vivir miles de años. Los hombres justos, por otro lado, deploran el hecho que la justicia no triunfe siempre sobre la tiranía del poder. Sin embargo, existen dos métodos para manipular estos problemas. La disciplina mental y el entrenamiento físico.
Espero sinceramente que a través del Taekwon-Do, cada uno pueda adquirir bastante fuerza para llegar a ser el guardián de la justicia, oponerse a la desunión social y cultivar el espíritu humano en el nivel más elevado que se puede alcanzar. Es con este espíritu que dediqué el arte del Taekwon-Do, para los pueblos del mundo.
La filosofía del Taekwon-Do tiene como base la ética, la moral, las normas espirituales gracias a las cuales los hombres pueden vivir juntos en armonía, y sus formas artísticas se inspiran en los ideales y las hazañas de grandes personajes de la historia de Corea, los grandes dirigentes civiles y militares de Corea, quienes, a lo largo de los casi 5000 años de historia coreana, nunca han invadido a sus vecinos pero han combatido con valentía y realizado grandes sacrificios personales para defender a su patria contra las invasiones enemigas. También he incluido nombres de patriotas que voluntariamente dieron su vida para devolver su independencia y libertad a Corea, cuando era ocupada por los japoneses.
Cada Tul (forma) de Taekwon-Do expresa los pensamientos y las acciones de esos hombres valerosos, así que, los estudiantes del Taekwon-Do deben reflejar las verdaderas intenciones de los que dieron su nombre a cada uno de esos tules.
Por lo tanto en ningún caso el Taekwon-Do puede ser utilizado con fines egoístas o agresivos y violentos, sea individualmente o en grupo. El Taekwon-Do tampoco puede ser utilizado con fines comerciales o políticos.
Establecí la filosofía y los principios siguientes como piedra angular del Taekwon-Do. Los deben observar todos los estudiantes serios de éste arte durante su vida.
1-Tener la voluntad de progresar, aunque sea difícil avanzar, y hacer lo que vale la pena, cualquiera sean las dificultades.
2-Ser gentil con el débil y duro con el fuerte.
3-Contentarse con su posición económica pero nunca creer que ha llegado al límite del desarrollo de su destreza.
4-Siempre acabar lo que se ha empezado.
5-Ser un profesor que está a disposición de todos sin tener en cuenta la religión, la raza o la ideología de sus alumnos.
6-Nunca ceder a la represión o a las amenazas cuando se está en persecución de una noble causa.
7- Enseñar la actitud y la habilidad con actos, no con palabras.
8- Siempre ser uno mismo en cualquier circunstancia aunque estos cambien.
9- Ser el profesor eterno quién enseña con su cuerpo cuando es joven, con sus palabras cuando es viejo y con sus preceptos morales aún después de su muerte.